17 marzo, 2012

Delirium nervosa de amor

Amor: una sola palabra, una pequeña cosa, una palabra no mayor ni más larga que el filo de una navaja. Eso es lo que es: una cuchilla. Corta tu vida por el centro, separándolo todo en dos, haciendo que caiga a uno u otro lado. Antes y después.
Antes y después. Y también durante: un instante no mayor ni más largo que el filo de una navaja.



Acabo de copiar esto de la página 308 del libro de Delirium, de Lauren Oliver. Es un libro que habla del amor, sí, pero no de un amor empalagoso e idealizado. Habla del amor como una enfermedad, que se te clava por dentro y que provoca cambios incomprensibles y dolorosos en tu interior. No se puede ver, no se puede prever el momento de la infección, no existe vacuna. Pero en este caso, si que existe una cura.

Lena quiere curarse, esta impaciente por que llegue el momento de la intervención. Sabe que la enfermedad esta dormida dentro de ella, y que puede ser activada en cualquier momento. Y eso es algo muy incómodo para ella, porque obviamente, ¿a quién le gustaría vivir sabiendo que tiene un montón de gérmenes en su interior que podrían provocar su muerte de un momento a otro? Mas aun si es la misma enfermedad que se llevó la vida de su madre 12 años atrás.

Pero entonces pasa lo que sucede en todas las desgracias románticas. Conoce un chico. Un chico que no estaba donde debería estar, un chico que no es lo que parece y que es totalmente imprevisible para ella. Y el principal componente para que surja ese amor trágico: no debe enamorarse de ese chico.

Sin embargo, ahí está Alex. Que, bajo opinión de lectora, es la paciencia personificada y la pareja ideal e idealizada. La quiere, sabe que la someterá a un peligro y tiene un pasado no muy agradable. Aun así, escucha todas las quejas de Lena, de la que lleva fascinado mucho antes de que ella supiera de su existencia. Y a lo largo de todo el libro, Alex nunca ha protestado. Se dedicaba a ir aceptando poco a poco los sentimientos de Lena, a estar a su lado. Simplemente eso.



Pero al fin y al cabo, ¿no es eso lo que deseamos todos? Cuando estamos con alguien, cuando confiamos en él o incluso cuando nos enamoramos, no esperamos que la otra persona minimice nuestros problemas para consolarnos o que trate de solucionarnos como por arte de magia. Realmente no queremos que nos sustituyan cuando debemos enfrentarnos a algo duro. Lo único que queremos es que ese alguien este ahí, que te escuche y te anime a hablar, y así lograr soltar todo lo que te oprime por dentro.

06 marzo, 2012

Historia zen



Un joven pidió en una ocasión a un maestro zen que le enseñara algo sobre esta disciplina. El maestro aceptó y le ofreció una taza de té. El maestro preparó el té y llenó la taza de su huésped hasta que se derramó. El joven exclamó: ¿Pero qué hace? ¿No ve que la taza ya esta llena "¡Ah!", replicó el maestro, "es como tu mente, llena de ideas y concepciones erróneas. ¿Cómo puedo enseñarte algo acerca del zen? Antes de que pueda recibir más té fresco, primero debe vaciar su taza". Solo si vaciamos la taza y nos aproximamos con la mente abierta a otras formas de concebir la vida seremos capaces de entenderlas.

Una mente abierta es incondicionada. De la misma forma que en un recipiente lleno no cabe más líquido, en una mente repleta de dogmas, prejuicios y creencias falsas nada nuevo puede penetrar y muchas posibilidades mentales serán desperdiciadas.


¡Qué difícil es hacer cambiar de opinión a quien tiene una idea fija! La gente testaruda, la gente obstinada no es del tipo que es incapaz de darte la razón o que simplemente quiere llevarte la contraria. Simplemente tienen su propia visión del mundo, les convence, y no sienten la necesidad de buscar otras opciones. La suya propia les vale.

Pero hay algunas excepciones que quieren saber más, más cultura, más variedad... Y por lo tanto, más poder de convicción y persuasión.

Ahí esta la injusticia y también el peligro. No busques más conocimiento cuando realmente no te interesa cambiar de opinión y lo único que quieres es meterte en medio y hacer el papel de "salvador", proponiendo tu idea como única y ridiculizando las demás.

El peligro viene a partir de la estupidez que resulta (siempre bajo mi punto de vista) la injusticia.

Dejo aquí las frases que me llevan a relacionar ambos conceptos:

- La persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que existe. El estúpido es más peligroso que el malvado.

- Una persona estúpida es una persona que causa daño a otra persona o grupo de personas, sin obtener, al mismo tiempo algún tipo de provecho para sí o incluso obteniendo un perjuicio.




Como veis, de poco sirve ser de mentes cerradas e intolerantes, básicamente, porque esa es la forma más común y simple de ser un estúpido.

05 marzo, 2012

La risa


Me acuerdo de haber leído en algún libro que no es la música lo que amansa a las fieras, si no la risa, me dí cuenta de la razón que llevaba esa frase.

Quiero decir, cuando estamos deprimidos o desanimados, la música no nos calma. La música nos proporciona la excusa perfecta para profundizar en la herida. Porque sí, los seres humanos somos seres sumamente masoquistas que para superar una herida tenemos que removerla y manipularla hasta que nos resulte indiferente rozarla.

Pero la risa... Todos aquellos recuerdos cómicos, conversaciones sin sentido que han terminado en carcajadas, son esas las cosas que realmente logran relajarnos y hacernos desconectar de aquellos pensamientos que nos acosan e impiden que actuemos con normalidad.

Por eso creo que será una buena idea, propuesta o terapia, como queráis llamarlo, guardar todo lo que nos proporcione recuerdos alegres, de esos que nos hacen reír tontamente sin que nadie más lo entienda.

Porque ese es principalmente nuestro problema: nos gustan los dramas. Nos gusta recordar todo lo que vivimos, a pesar de que no terminara bien, no nos atrevemos a sacrificar esos momentos que tan felices nos hicieron en su día.

Así que dejo aquí otra frase: "En la vida solo necesitas 20 segundos de valor para ser feliz". Pensadlo. Yo creo que merecen bastante la pena tragarse unos 20 segundos haciendo algo duro para nosotros para lograr sentir el alivio después.

Tirad todo aquello que os haga daño u os lo haya hecho alguna vez. Y empezad a conservar los que serán los mejores recuerdos de vuestra vida.


04 marzo, 2012

Hace tiempo, mucho tiempo



Hace tiempo, se creo en un reino un hermoso y grandioso barco, donde todos estaban orgullosos por trabajar en él. Su objetivo principal era "salvar gente de la tormenta". Un objetivo tan ético, tan solidario era el centro de todos los rumores y cotilleos de aquel lugar.

Y con ese lema, el barco comenzó a zarpar por el océano.

Allí, en la mitad del océano, donde el oleaje era fuerte, desgarrador e inhumado, se encontraron con un naufrago. Este estaba bajo un extraño estado de inconsciencia: no sabía donde estaba y no parecía percatarse de la tormenta que trataba de ahogarle. Toda la tripulación del barco gritaba, pero el sonido del oleaje ahogaba sus voces.

Entonces, el capitán del barco se reunió con sus hombres de confianza. Si alguno de sus marineros bajaban a tratar de sostenerle, se ahogaría con él. No podían sacrificar a nadie, al fin y al cabo, su barco era tan hermoso que la muerte no debería de estar presente en él. ¿Qué harían? No podían simplemente ignorarle por el lema que llevaban escrito en su juramento.

Decidieron, pues, lanzarle un salvavidas. Ese salvavidas logró despertar al naugrafo de su letargo, y sumirle en un estado de optimismo. Pobre naufrago. El nombre de aquel salvavidas era "mentira", y tenía pequeños agujeros que poco a poco, provocarían que la tormenta terminara engullendole.


Y eso, ciertamente, provocaría el mayor dolor que jamás haya podido pasar un ser humano.


Pero el barco continuo su viaje, tan noble y tan brillante, que nadie podía ver lo que realmente provocaba su deseo de salvar vidas; más dolor.



Este relato es totalmente metafórico, de la cabeza a los pies. Y aquí es dónde yo planteo una pregunta a todo aquel que lo lea:


¿Qué haces cuando la verdad tiene un extraño poder letal sobre una persona? Si dices la verdad, estarás haciendo lo correcto, pero hundirás a la persona que quieres. Si te la guardas, el sufrimiento que soportaréis tu y tu conciencia será el doble, pero le estarás dando una especie de salvavidas a un naufrago en un día de tormenta.
No habrá barco que rescate al naufrago. No tiene otra cosa que el salvavidas llamado mentira.
¿Se lo quitarías, para hacer lo moralmente correcto?
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