04 marzo, 2012

Hace tiempo, mucho tiempo



Hace tiempo, se creo en un reino un hermoso y grandioso barco, donde todos estaban orgullosos por trabajar en él. Su objetivo principal era "salvar gente de la tormenta". Un objetivo tan ético, tan solidario era el centro de todos los rumores y cotilleos de aquel lugar.

Y con ese lema, el barco comenzó a zarpar por el océano.

Allí, en la mitad del océano, donde el oleaje era fuerte, desgarrador e inhumado, se encontraron con un naufrago. Este estaba bajo un extraño estado de inconsciencia: no sabía donde estaba y no parecía percatarse de la tormenta que trataba de ahogarle. Toda la tripulación del barco gritaba, pero el sonido del oleaje ahogaba sus voces.

Entonces, el capitán del barco se reunió con sus hombres de confianza. Si alguno de sus marineros bajaban a tratar de sostenerle, se ahogaría con él. No podían sacrificar a nadie, al fin y al cabo, su barco era tan hermoso que la muerte no debería de estar presente en él. ¿Qué harían? No podían simplemente ignorarle por el lema que llevaban escrito en su juramento.

Decidieron, pues, lanzarle un salvavidas. Ese salvavidas logró despertar al naugrafo de su letargo, y sumirle en un estado de optimismo. Pobre naufrago. El nombre de aquel salvavidas era "mentira", y tenía pequeños agujeros que poco a poco, provocarían que la tormenta terminara engullendole.


Y eso, ciertamente, provocaría el mayor dolor que jamás haya podido pasar un ser humano.


Pero el barco continuo su viaje, tan noble y tan brillante, que nadie podía ver lo que realmente provocaba su deseo de salvar vidas; más dolor.



Este relato es totalmente metafórico, de la cabeza a los pies. Y aquí es dónde yo planteo una pregunta a todo aquel que lo lea:


¿Qué haces cuando la verdad tiene un extraño poder letal sobre una persona? Si dices la verdad, estarás haciendo lo correcto, pero hundirás a la persona que quieres. Si te la guardas, el sufrimiento que soportaréis tu y tu conciencia será el doble, pero le estarás dando una especie de salvavidas a un naufrago en un día de tormenta.
No habrá barco que rescate al naufrago. No tiene otra cosa que el salvavidas llamado mentira.
¿Se lo quitarías, para hacer lo moralmente correcto?

1 comentarios:

Pablo dijo...

Que increible, la verdad... ¿que haces? la verdad finalmente suele ser la unica solución, dejar las cosas claras y verdaderas normalmente es lo mejor

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